viernes, 23 de agosto de 2013

Panecillos tostados con semillas


Esta receta de panecillos tostados es mi propia versión inspirada en las recetas de panecillos suecos de dos blogs de cocina que me encantan: El Invitado de Invierno y Lola en la Cocina. Ya los hice en una ocasión siguiendo al pie de la letra la receta del primero y salieron buenísimos, ideales para el desayuno. Esta vez, como ya os conté que me he pasado a las harinas integrales, os propongo una versión más saludable y nutritiva. El cambio más significativo es que utilizo sólo masa madre, sin ningún otro tipo de levadura. La masa madre, además de aportarle un montón de sabor al pan (sobre todo si está refrescada con centeno como la mía), ayuda a eliminar el ácido fítico que está presente en los granos integrales y que puede dificultar la absorción de minerales.

¡Vamos a ver qué sale!

Los ingredientes

  • 100 gr de masa madre
  • 275 gr de harina integral de trigo
  • 1 cucharada de harina de fuerza
  • 150 ml de leche desnatada
  • 1 cucharadita de miel
  • 1 cucharadita de sal
  • 1 cucharadita de semillas de sésamo
  • 1 cucharadita de semillas de lino
  • 4 vainas de cardamomo
  • 75 gr de mantequilla

La preparación

En un bol grande, mezclamos la masa madre con las harinas, la leche, la sal y la miel. Amasamos hasta que quede una masa homogénea. Abrimos las vainas de cardamomo y trituramos las semillas. Las añadimos a la masa junto con las semillas de sésamo y de lino. Agregamos también la mantequilla a temperatura ambiente y en trocitos. Volvemos a amasar hasta que estén todos los ingredientes perfectamente integrados. Tapamos la masa con un paño y la dejamos reposar unas dos horas.

Separamos porciones de unos 40 gramos y les damos forma de bollito. Colocamos los bollitos sobre una bandeja de horno, los tapamos con un paño y los dejamos levar hasta que doblen su tamaño. Yo los hice a última hora y los dejé levar toda la noche.

Precalentamos el horno a 230ºC, metemos la bandeja con los bollitos y pulverizamos con agua las paredes del horno para crear vapor. Después de cinco minutos, bajamos la temperatura a 210ºC y horneamos durante siete minutos más.

Los sacamos del horno y los dejamos enfriar por completo sobre una rejilla. (En esta fase es posible que no puedas resistir la tentación de comerte uno de los panecillos calentitos con mantequilla... No te preocupes, es normal.)

Cuando estén fríos, los abrimos por la mitad. En lugar de utilizar un cuchillo, lo haremos con un tenedor para que queden irregulares y más rústicos. Volvemos a hornearlos a 180ºC hasta que estén bien tostados y crujientes. Puedes dejarlos secar en el interior del horno una vez apagado, hasta que se vaya todo el calor residual, y así te aseguras de que quedan súper crujientes.

¿A que quieres desayunarte uno?


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